# 28 Y el Premio Nobel de Tecnología es para ...
Semana 28: Manifiesto contra el binge-watching para tener una sociedad lenta
📷 Una imagen
La popular revista TIME nombró en 2010 a Mark Zuckerberg, creador de Facebook, la persona del año. Es un reconocimiento muy usado para dignificar a personas que han cambiado la historia o el devenir de las cosas. Por aquel entonces se entendía que esa misión que tiene (aún hoy) Facebook de conectar a la gente iba a ser algo realmente bueno para el mundo. Esta semana, la portada de TIME, también lleva a Zuberberg en portada. Pero lo hace para invitar a borrarse su aplicación. ¿Qué ha cambiado en 11 años? En realidad, poco o nada. Salvo la conciencia y conocimiento de la gente. Llevo dando charlas y sesiones sobre la era digital desde 2008, recién terminada mi carrera. Tengo Facebook desde 2006. No hay que ser un erudito para darse cuenta que, como dicen los economistas, Nada es gratis. Si me daban ese servicio tan potente a cambio de “nada”, evidentemente es que yo mismo, mi uso y cesión de datos, es el producto. Lógica de Economics 101. En estos 11 años Facebook no solo no ha hecho nada por cambiar, si no que además es un monopolio de las comunicaciones privadas (Whatsapp), tiene cada vez más datos de nosotros y nuestros comportamientos (Instagram, Oculus, etc.) y sabemos que ignora sistemáticamente cambios en sus prácticas pese a ser conocedor de la vulneración de cualquier principio moral de primero de ciudadanía. La ex-empleada Frances Haugen, que se llevó consigo miles de documentos internos a su salida en mayo de Facebook (muy cuestionable que lo hiciera, evidentemente), expone como Facebook tiene herramientas para crear dependencia y aumentar el consumo, no controla el crimen organizado y tampoco tiene un sistema democrático (dan más al que mejor paga). Una bancarrota moral en toda regla, por mucho éxito financiero que tengan. Por cierto, su modelo de negocio, la publicidad, es cada vez más cara y más ineficiente; pero claro, a ver qué departamento de marketing se atreve a salirse de ahí. Ya sabéis que los humanos preferimos justificarnos “porque todos lo hacen” que ser valientes.
📚 Cinco lecturas
¿Por qué no hay un Premio Nobel de Tecnología? Me he hecho esta pregunta muchas veces. Los Premios Nobel son los reconocimientos más importantes del mundo. Alfred Nobel definió estos premios hace ya más de cien años. La idea era premiar a la gente que contribuyera a la humanidad. En aquel entonces, la Física, la Química, la Psicología y la Medicina, eran campos en expansión que entendió el bueno de Alfred nos cambiarían. En 1968 se añadió el premio de la Economía. Hoy, tenemos una sociedad de la información, y no tanto industrial como en 1901. Casi 4.000 millones de personas están en Internet hoy en día. La economía de los datos ha provocado ya más crecimiento económico que el comercio de productos. El teléfono móvil es la tecnología de la historia de mayor rapidez de penetración (más rápido la hemos usado mucha gente). Es indudable que nos ha cambiado, unido y mejorado. Incluso podemos llevar esta era un siglo atrás, a la electricidad que nos alimenta. Poder informar y guardar ese conocimiento es posible por los sistemas eléctricos. Tesla o Edison, nunca tendrán ya su Premio Nobel, por ejemplo (aunque en el caso de Tesla hay algo de polémica por si pudiera haberlo rechazado). En física, ha habido algún caso. Pero de los 881 personas premiadas, solo 28 eran ingenieros/as. ¿Nobel solo quería “ciencias básicas”? ¿las aplicadas no cuentan?
Esta semana, en España, es noticia el bono cultural. Un bono de 400 euros para gastar en diversas áreas culturales que el gobierno ha introducido en la Ley de Presupuestos Generales del Estado (o que pretende hacerlo). Suponiendo se aprueben éstos, la compra de libros, o disfrutar de actividades artísticas, escénicas, o el teatro, el cine, la danza o la música, estarán incluidas ahí. Italia y Francia tienen programas parecidos. Se beneficiarían los jóvenes que cumplan 18 años en 2022, y la cifra de 400 euros se pretende sea repartida en los diferentes rubros culturales. La polémica se desataba en dos frentes: por un lado los toros (no es éste el espacio para hablar de eso) y por otro lado por los contenidos digitales audiovisuales. ¿También se incluirán Netflix o los videojuegos? Los componentes culturales son las expresiones sociales, artísticas, tradiciones, costumbres y regionalismos que caracterizan una sociedad y la distinguen de otras. ¿No nos distingue la producción y el consumo audiovisual? Con la tremenda industria (puntera a nivel mundial) que tenemos de producción de contenidos audiovisuales y de videojuegos, ¿se simplifica el debate a “Netflix”? Un ejemplo más de que queda mucho para que lleguemos a entender las opciones que abre la economía naranja. El arte digital, los contenidos audiovisuales o las experiencias inmersivas, están aquí para quedarse.
Netflix lleva un tiempo impulsando el binge-watching, literalmente traducido como “maratón de series”. Una iniciativa que busca, lógicamente, que consumamos mucho de su contenido sin parar. A la par, está impulsando la opción de reproducción a mayor velocidad. Ver lo mismo, en menos tiempo. Perdiendo detalles, claro. Como esa función en Whatsapp que tanto os gusta a los que adoráis los audios de reproducción a 1.5x o 2x. Os confieso que no entiendo estas opciones. Nunca las uso. Y me produce tristeza cognitiva. Me ocurre lo mismo que cuando leo cosas como que el 40% de los que están viendo una serie están mirando el teléfono al mismo tiempo. ¡Tremendo! ¿Qué os pasa? ¿tenéis miedo a perderos algo? (el FOMO del que hablamos). Creo que necesitamos adoptar una “slow society” en todos los niveles. Disfrutad de las cosas. Estamos acelerados. Existe el slow food o el slow delivery. ¿Existe el slow viewing?
El progreso humano se ha venido dando a lo largo de la historia por la experiencia, el caso de uso o el success story. Es un poco de lo que vive la consultoría: te cuento qué tienes que hacer a partir de todo lo que sabemos de todos los proyectos que hemos hecho. Como una especie de biblioteca de soluciones estándares que parece que funcionan en todos los contextos. Sin embargo, el mundo es cada vez más inexplorado. Cada vez tenemos más problemas nuevos. Es decir, el mundo es cada vez más complejo. ¿Qué es un sistema complejo? Aquel que se define por la interacción de sus componentes. Y que el comportamiento de todas las personas o sujetos que participan (pájaros u hormigas), no se puede explicar a partir del comportamiento de cada componente. Por ejemplo, un atasco en la carretera es inexplicable por cómo nos comportamos cada uno (que creemos que estamos haciendo todo bien). Por eso nos enfadamos en ese contexto. Esta semana tres físicos han ganado el Premio Nobel de Física por ayudarnos a comprender los sistemas complejos. Y me alegra, porque todos los que leéis esto, tarde o temprano, vais a necesitar aprender de teoría de la complejidad. Los problemas nuevos requieren ser muy analíticos, entender a cada componente y saber cómo interaccionará en un contexto. No sabemos qué solución aplicar, tenemos que crearla a partir de entender la complejidad del sistema. O la consultoría de siempre cambia, o veo difícil su valor añadido (well, more or less…). La gestión de la pandemia no era compleja. Al final hemos aplicado las soluciones de hace 100 años.
Ayer, 9 de octubre, se cumplieron 15 años de la compra de Youtube por parte de Google. Me acuerdo mucho de aquel día. Yo estaba en 4º de carrera, y una de las asignaturas nos hablaba sobre el futuro de Internet, y las nacientes plataformas de contenidos. Estudiábamos cómo serían los primeros negocios nacidos de forma sostenible tras la burbuja de las .com. Fijaros lo que era Youtube por aquel entonces: un diseño por canales, votación por estrellas (que por aquel entonces era algo muy novedoso), sin publicidad, etc. Esto suena bien, pero la historia, 15 años después, nos narra una Youtube que no paraba de quemar recursos y que necesitaba venderse cuanto antes porque no era muy sostenible. Estuvo a punto de venderse a Yahoo! a última hora, otro de los imperios tecnológicos de aquella época. En este enlace, toda la intrahistoria de aquel 9 de octubre de 2006, y los meses anteriores.
🔊 Un audio
Esta semana he descubierto el podcast de Fresh & Friends. La verdad es que os recomendaría todos los capítulos. En un viaje de ida y vuelta en coche desde Bilbao a Toledo esta semana, me he escuchado todos sus capítulos. De todos ellos, me quedaría con éste, que habla del Liderazgo Tribal. Las empresas, las organizaciones, estamos formadas por tribus de mayor o menor tamaño. Ser capaz de adaptarse a otras tribus, o evolucionar tal y como evoluciona el conjunto de la organización, es fundamental. Pero cada tribu construye su cultura, y adecuarla a la “global”, es difícil. ¿Cómo trabajar esto? Un capítulo fundamental para que cada uno nos demos cuenta de nuestros sesgos y luchemos por trabajar en equipo en nuestro conjunto de tribus.
💬 Un comentario en redes sociales
Muy preocupante lo que hoy traemos en esta sección. Según el estudio “El estado mundial de las niñas”, de la ONG Plan Internacional, dedicada a la infancia, muchos de los contenidos falsos que circulan por Internet intentan “desacreditarlas, ridiculizarlas, humillarlas y mermar su credibilidad”. Una de cada cuatro jóvenes se siente físicamente insegura por culpa de la desinformación, el 98% afirma que le preocupa la desinformación y el 33% que, por culpa de esta desinformación, ha discutido con familiares o amigos. En el documento sale Finlandia como ejemplo de país “resistente a las noticias falsas”. ¿Qué ha hecho? Integrar la alfabetización mediática y pensamiento crítico en todos los niveles educativos, desde la escuela infantil a la educación de personas mayores. Esto choca con una cosa que voy notando con el paso de los años: antes me enzarzaba a discutir cualquier desinformación con la gente. Cada vez me cansa más. El fenómeno va al alza, y no tenemos la sociedad mejor informada de la historia, si no la que tiene más información a su disposición. Lo que necesitamos es una sociedad crítica y alfabetizada para entender qué es Internet y lo que sobre dicha red se crea.
🎲 Una lectura aleatoria
Las burbujas financieras son necesarias para el progreso tecnológico. Eso parece concluir la historia. Las burbujas son la expresión financiera del “seguidismo de las masas”. De que hagamos lo que otros hacen. La economista e historiadora Carlota Pérez, que tiene unas obras realmente recomendables, ha estudiado mucho el rol de las burbujas en las revoluciones tecnológicas. Su hipótesis es que cada disrupción tecnológica es provocada por una burbuja financiera, que asigna capital en exceso a tecnologías emergentes. El vapor, la electricidad, los ferrocarriles o la economía de la información actual, parecen ser consecuencia de ello. Pero hay más ejemplos en la historia. Pasen y lean esta enriquecedora lectura.
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