# 16 Las videoconferencias nos cansan: ¿por qué?
Semana 16: Escribe en papel, apaga las notificaciones y escucha podcasts
📷 Una imagen
Las videoconferencias están generando muchas quejas: que la falta de contacto visual dificulta entenderse; que se hacen largas; que es difícil mantener una conversación de manera natural; que las conversaciones sensibles son complicadas sin sentir al otro cerca, etc. Pero, ¿por qué nos ocurre esto? Parece que la respuesta radica en los códigos de comunicación. Un estudio dirigido por la profesora Felicia Roberts de la Universidad de Purdue encontró cómo los tiempos entre intervención e intervención condicionan mucho la misma. En una conversación ordinaria, el espacio entre un comentario y el siguiente, suele rondar los 200 milisegundos. Hasta ahí todo fluye natural. Pero, ¿qué pasa cuando, derivado de las inestables idas y venidas del audio, empezamos a solaparnos en las intervenciones o a retrasar mucho la respuesta? Que se pierde la confianza. La presencia física permite otorgar per se una confianza a las personas con las que estamos conversando. En online, no es así. Si se tardan 700 milisegundos (+150 de latencia en la video-comunicación, récord que tiene Zoom) en responder a una pregunta nos puede hacer percibir la respuesta de una forma menos favorable. Con dudas. Y, el fenómeno al contrario: si se sobrepone un comentario a otro, nuestro cerebro interpreta que no se nos ha escuchado o como que no se quiere dar validez a lo que estamos diciendo. En definitiva, no estar en la comunicación con turnos de intervenciones en tiempos de respuesta a los que estamos acostumbrados, nos produce fatiga.
📚 Cinco lecturas
“The opposite of noise is discipline. It’s just doing things in a reasoned way, organizing your thinking so it is as intentional as possible”. Daniel Kahneman, psicólogo ganador del premio Nobel de Economía por sus trabajos en economía del comportamiento, ha publicado un nuevo libro. En él, habla sobre la incidencia del ruido en el razonamiento de las personas. En este artículo de Wall Street Journal, que resume varias de las situaciones que salen en el libro, se muestran ejemplos sobre cómo leer sobre un desastre natural nos hace más conservadores o cómo tener hambre o estar enfadado nos condiciona sobre las decisiones de inversión. Por eso, el profesor Kahneman dice que lo opuesto al ruido no es el silencio, si no la disciplina. Sugiere hacer las cosas de una manera razonada, organizando el pensamiento de manera que sea lo más intencional posible. En plena sociedad de la distracción y de notificaciones y algoritmos que capturan nuestra atención, hay hábitos que nos ayudan: tomar notas en papel (no me separo de mi agenda nunca), estar sin móvil largos periodos, desactivar todas las notificaciones de todas las aplicaciones, no interrumpir conversaciones en persona por la llegada de una notificación, escuchar podcasts o leer mucho, forman parte de mi forma de luchar contra el ruido. Gracias profesor Kahneman por tus enseñanzas una vez más.
Desde que Egipto inaugurase la mala práctica de bloquear Internet durante las revueltas Árabes en 2011, los apagones de Internet se han convertido en una norma en países autoritarios como Syria, Uganda o Myanmar. El pasado Junio, Cuba se unía al club. La red 3G parece que está permitiendo a una nueva generación Cubana expresar su descontento emitiendo en directo sus movilizaciones. Bueno, “estaba permitiendo”. En Cuba, apagar Internet es bastante sencillo: solo existe un cable submarino. Además, el tráfico que circula por dicho cable es controlado por el único operador de telecomunicaciones que existe en la isla. Unas sencillas líneas de código pueden filtrar cualquier tráfico de entrada y salida. Esto limita totalmente las comunicaciones, lo cual a su vez es perjudicial para el propio gobierno y a su economía. Por eso, muchos países han utilizado la práctica de filtrar el tráfico de aplicaciones específicas. Es más complicado de hacer, pero es efectivo. Salvo cuando se usan VPNs, o redes privadas virtuales. Las veces que he estado en China, es la vía que he utilizado para conectarme a las aplicaciones de Internet que usamos en Europa (Whatsapp o Google, por ejemplo). Estas dificultades para “quitar la libertad de expresión en la era digital” hacen de Internet un escaparate excelente para escuchar voces en el mundo.
El Zonte, un pequeño municipio-playa en El Salvador, es conocida ya como la “Playa Bitcoin”. El 90% de los residentes utilizan Bitcoin a diario. Los trabajadores reciben su salario en Bitcoins. Los servicios contratados, se pagan en Bitcoins. Comprar alimentos o productos sanitarios, se hace también en Bitcoins. Hay formaciones específicas para los ciudadanos de El Zonte para que entiendan qué es esta nueva moneda. Creo que podemos concebirla como la primera sociedad/economía construida sobre Bitcoins. El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, se inspiró en este ejemplo para aprobar el pasado mes de Junio una ley que convirtió a El Salvador en el primero del mundo en adoptar la criptomoneda como moneda de curso legal. Es junto al dólar, la segunda divisa del país ahora mismo. Esto en la práctica conlleva que ningún comercio se puede oponer a aceptar Bitcoins como divisa de pago. ¿Será un país pionero o terminará de debilitar una economía ya de por sí con problemas estructurales?
Representar visual o esquemáticamente lo que se va haciendo, estudiando o aprendiendo es bueno para retener. Por ello, dos utensilios básicos en mi vida son una agenda de papel no brillante y ligero tamaño A6 y un bolígrafo azul que seque rápido y no transparente. Tengo una colección de dichas agendas desde hace varios años que van guardando todo lo que voy representando y anotando. Las investigaciones enfatizan mucho este concepto: de elegirse bien, las representaciones proporcionan imágenes mentales que mejoran su comprensión y retención. En medio de estas evidencias científicas, llegó la tablet. En muchos contextos educativos se ha popularizado como una alternativa para la recogida de notas, para la lectura, para la escritura y para la representación. Sin embargo, un nuevo meta-análisis liderado por Jennifer Cromley, concluye que las tablets como herramienta de representación no son una técnica efectiva para el aprendizaje ni de retención. Nuestro cerebro tiene unos modelos mentales que hace que nos guste más representar tocando papel. Y esto aplica a nuestro día a día laboral.
Decía hace una semana en este mismo espacio que creía que hay más diferencias entre generaciones que entre personas de diferentes países. En otras palabras: Internet ha globalizado el mundo, igualando a los que se han educado en dicho espacio digital, pero a la vez separándolo de los que no lo han hecho. La fractura generacional no solo abarca a las referencias a la cultura pop o a estilos de vestimenta. También a cómo se sienten acerca de las herramientas que utilizan para trabajar. En este artículo de The New York Times, se expone cómo los trabajadores de la Generación Z (los nacidos entre 1997 y 2012) detestan el correo electrónico. Entre los motivos, explican que uno relevante es el tiempo de respuesta. Dicen que es un medio “lento” y que hay mensajes que son etiquetados como SPAM sin que ellos quieran (supongo que quieren más control personal de su medio). Prefieren chats de video, documentos colaborativos en vivo o mensajería instantánea. Los mayores de 30 años dicen (decimos) que el correo electrónico sigue siendo una de las principales herramientas de colaboración. Asíncrona y eficiente, cuando se escribe bien. ¿Serán las empresas capaces de integrar bien este talento?
🔊 Un audio
Este podcast de K Fund entrevistando a Alejandro Arenas, Head para el Sur de Europa de Snap, contiene muchos aprendizajes sobre la fragmentación actual que tiene el mundo de la comunicación digital y las redes sociales. En uno de los puntos de la entrevista explica cómo en aquellos países en los que los SMS eran gratis, no triunfó tanto WhatsApp (por lo tanto, sí lo hizo en aquellos en los que los SMS eran de pago, como España). En EEUU, iMessage, Facebook Messenger o Snap son tremendamente populares. Alguno, más que Whatsapp incluso. Esa dicotomía del mundo post-SMS, junto con otros factores culturales, trajo una fragmentación del ecosistema de comunicación. Snap (que seguro muchos/as conocéis como “Snapchat”), quiere seguir creciendo en aquellos mercados en los que cree que tiene un valor añadido que aportar. Se trata de la herramienta que creó las comunicaciones efímeras (las historias), pero que posteriormente se ha centrado en crear espacios para la comunicación audiovisual con tus amigos más cercanos (y no masivamente como hacen otras herramientas de mensajería). Por cierto, el libro “How to turn down a billion dollars”, que narra la historia de Snapchat y la su visionario fundador Evan Spiegel (que me parece un auténtico cerebro), es altamente recomendable.
💬 Un comentario en redes sociales
“Presidente Biden, ¿qué mensaje le darías a plataformas como Facebook?”
“Estáis matando personas”, responde el Presidente Biden.
Tremendas declaraciones del Presidente Biden. Tensión entre la Casa Blanca y Facebook. Meses lleva el gobierno norteamericano solicitando a Facebook datos sobre la desinformación sobre las vacunas que circulan libremente sobre la red social por antonomasia. Si miráis esta tabla, se puede apreciar cómo en el último mes, los comentarios negacionistas o negativos sobre las vacunas, arrasan sobre los positivos. Que el presidente del país más poderoso del mundo salga haciendo estas declaraciones, debería ser motivo de sonrojo de cualquier responsable de la empresa Facebook. Su responsabilidad en la sociedad es incalculable. ¿Tomarás medidas? No se esperan. Facebook tiene un claro problema de desinformación.
🎲 Una lectura aleatoria
Este artículo de The Economist viene a concluir, basándose en una investigación empírica, que los jugadores negros han rendido mejor con los estadios vacíos durante la pandemia. Viene esto a decirnos que el ambiente condiciona mucho el rendimiento de los jugadores de color. La pandemia del COVID-19 ha traído un experimento natural al mundo del fútbol. La ausencia de espectadores ha permitido investigar académicamente muchas cuestiones. Sabemos que, por ejemplo, redujo el efecto de jugar en casa sustantivamente. Con datos de la Serie A, se observó una mejora del rendimiento estadísticamente significativa para los jugadores de color.
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