📰 # 38 ¿Por qué nos gusta leer en papel?
Semana 38: Los y las influencers ya no son lo que eran
Hola, soy Alex Rayón Jerez. De #bilbao y #millennial (por los pelos).
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📷 Una imagen
Lo que parece fácil es difícil y lo que parece difícil en realidad es fácil. Es la Paradoja de Moravec, que nos explica por qué planchar es más difícil para un algoritmo que resolver un problema de cómputo. Esta paradoja fue conceptualizada en la década de 1980, por Hans Moravec, Rodney Brooks y Marvin Minsky. Limpiar una habitación o planchar es algo que para un robot es más complicado que jugar al complejo juego del ajedrez, sí. La evolución nos explica que hemos ido desarrollando habilidades para sobrevivir en un entorno cambiante e incierto. La mayor parte del cerebro está dedicada a movernos y captar estímulos de refuerzo en dicho entorno. El pensamiento y cómputo es algo pequeño y nuevo en nuestro cerebro. Un robot puede moverse fácilmente en un entorno cerrado de movimientos fijos; pero no lo hace nada bien en un lugar donde debe inspeccionar el entorno para operar (¿qué es planchar? ¿qué es limpiar una habitación que cada vez está de forma diferente desordenada?). Me acuerdo de esta paradoja cuando veo leo recurrentemente eso de “los robots nos van a quitar el trabajo”. Ay.
📚 Cinco lecturas
Preferimos leer en papel. Mejor expresado: comprendemos mejor lo que leemos cuando lo hacemos en papel. Esa es a la conclusión a la que llegaron en este estudio un conjunto de investigadores, liderados por la profesora Rakefet Ackerman, del Israel Institute of Technology. Cuando leemos en una pantalla digital, nuestro cerebro no asigna bien los recursos cognitivos (cerebrales) necesarios para ello. Se sobreestima lo que vamos a aprender, y por lo tanto, no nos molestamos en dedicar todo lo que necesitaríamos para consolidar lo que leemos. Estos formatos digitales, por lo tanto, nos llevan a una lectura más superficial, algo muy propio de esta era digital en la que los ratios de atención y de dedicación a la lectura profunda, han caído en picado. No es de extrañar que muchos de los que dedicamos buena parte de nuestra actividad diaria a interaccionar con dispositivos digitales, prefiramos seguir leyendo en papel. A mí me ocurre tanto con el periódico como con libros, donde la superficialidad, no es buena consejera.
Kiko Llaneras ha publicado estos días esta columna en El País “Ya no aprendes como antes: con internet aprendes mejor”. Dice, al comienzo: “Hay gente usando YouTube, Discord o Twitter para aprender en serio, desde música sintética a matemáticas.” Ante el impacto de un medio como El País y una persona como Kiko, enseguida el debate salta a Twitter. Y ahí, aparecen sospechosos habituales: que si la universidad no forma para el futuro, que si estamos desfasados, que Youtube o Coursera son competidores que nos van a dejar atrás, etc. Creo que estamos en planos distintos, ciertamente. Ser autodidacta es posible cuando se tienen ciertas competencias básicas. Gestión del tiempo, resolución de problemas, pensamiento sistémico, razonamiento abstracto o comunicación, son solo algunas de ellas. Sin ese “toolkit básico”, es difícil llegar a lo que Kiko propone (y creo que, por lo que le conozco, puede compartir este punto de vista). Pero también es cierto que hay un espacio tremendo ahora mismo para certificar ese aprendizaje informal. Un espacio que las universidades podríamos cubrir. Los microcredenciales van por ahí. Las certificaciones ayudan a los empleadores. Tras la universidad hay mucha vida.
Estos días se ha publicado este artículo en New York Times que habla de “los límites de los influenciadores”. Básicamente viene a exponer, para el caso concreto de la venta de libros, que tener seguidores o likes no te aseguran que vayas a conseguir “persuadir” para que te compren algo. A los que me conocéis, sabéis que durante años he sido muy crítico con esas identidades digitales que se exponían como “influenciadores”. Al final son todo incentivos: era bueno para el usuario y también para la red social, que veía crecer su uso. Y se produjeron grandes estafas que casi llamaría piramidales. Busquen en google “comprar seguidores”. Cuestión de céntimos de euro. Miren la gráfica que les pongo abajo sobre la búsqueda en Google de la palabra “influencer” (¡hay gente que dice que incluso quiere ser influenciador! -confundir objetivo con sistema.. -). Hay casos de éxito, lo sé, pero también de sonoros fracasos. Como siempre, nos iría bien cierta dosis de pensamiento crítico. Tener seguidores, sin saber si son “reales” o si “interactúan” con la persona a la que siguen, es absurdo. Es cuestión de calidad, no de cantidad. Y hay herramientas para medirlo.
Llevo hablando del metaverso desde el inicio de esta newsletter (Abril de 2021). Pero creo que lo voy a dejar de hacer, porque va camino de ser como “Big Data” o “Transformación digital”, que sirve para decir de todo y por todos. Pero permitidme un último comentario. Estos días muchos me han preguntado cómo podría ser el modelo de negocio de esos entornos virtuales. La respuesta rápida es que el que diseñe un entorno virtual puede explotarlo para exponer, vender o licenciar. Por ejemplo, alquilar espacios de impacto como publicidad. Es el caso del que compró una parcela del circuito de Mónaco en el videojuego F1 Delta Time por 223.000 dólares. Es un NFT implementado sobre Ethereum que hace que cada vez que se corra ahí, el dueño del entorno virtual recibe un pago. En Decentraland (90.601 parcelas de tierra en un mundo virtual descentralizada), la empresa Metaverse Group ha comprado por valor de más de 2 millones de dólares un terreno de 116 parcelas. Quiere construir el distrito Fashion Street para promover la moda digital. Nike esta semana ha anunciado que compraba la empresa RTFKT, que diseña zapatillas digitales para moverte por los diferentes metaversos o espacios digitales. Como veis, alternativas, muchas. Todo por hacer.
En 2011, Eli Pariser concibió el término “filtro burbuja“. Venía a describir el riesgo intelectual que tenemos de confiar lo que leemos en unos algoritmos que aprenden lo que nos gusta para seguir recomendando contenidos. Es decir: para que estemos más en sus herramientas, solo nos exponen aquello que nos guste. Lógicamente, el aislamiento intelectual puede ser importante si nos dejamos de exponer a la heterogeneidad informativa tan necesaria en estos días de polarización. Por eso, me parece una noticia muy positiva que TikTok vaya a luchar contra eso y dejar de recomendar en cadena los mismos tipos de vídeos. Sabe que es peligroso, por ejemplo, para personas con obsesión alimenticia, la polarización política o la radicalización.
🔊 Un audio
El Rincón de Aquiles, es otro de esos canales de podcast que sigo. Estos días ha publicado un episodio sobre pensamiento sistémico que me ha encantado. El pensamiento lineal que tanto usamos nos ahorra mucho consumo de energía. Pero el mundo no es lineal. Fallamos. Nos frustramos. Sería mejor entender que el mundo es un sistema de sistemas. Interconectar, sintetizar, aprender, escuchar, etc. son más necesarias que nunca para pensar bien.
💬 Un comentario en redes sociales
La periodista de The New York Times Pamela Paul ha publicado un libro sobre 100 sensaciones, objetos y momentos que hemos perdido con Internet. Para los románticos de la era pre-Internet como yo, os confieso que me encantan este tipo de hilos en redes sociales en el que cada uno va recordando lo que más echa de menos. Yo quizás el que más echo de menos, paradojas aparte, es el aburrimiento. Aburrirse es necesario para ser creativo. El entretenimiento constante de la era digital dificulta la desconexión. Dificulta aburrirte. Y para pensar bien y ser creativo, hace falta aburrirse.
🎲 Una lectura aleatoria
No se habla lo suficiente de lo que la contaminación del aire nos produce a los humanos. Me aproximé a este tema cuando pasé una temporada por trabajo en Los Ángeles. Luego lo confirmé otra época que tuve varios viajes seguidos, pero cortos, a la India. En este paper (Pollution and Performance: Do Investors Make Worse Trades on Hazy Days?), los investigadores exponen cómo la contaminación del aire nos afecta mucho al sistema de pensamiento y razonamiento. Y además, lo hace muy rápido. En el estudio, muestran cómo 87.000 operadores bursátiles obtuvieron un rendimiento inferior del 7% cuando operan en días muy contaminados. También vieron cómo aumentaban los errores cometidos por los jugadores de ajedrez y los árbitros. La relación del humano y su entorno es algo que siempre me ha fascinado. Pero claro, la tragedia de los comunes, siempre está ahí.
📰 En medios
'Compre ahora y pague después' llega a Europa [Deia, 12/12/2021]
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Me llamó mucho la atención la referencia al podcast "pensamiento sistemico" (del que soy fan y practicante) de los muchachos del Rincón de Aquiles. Es una herramienta súper útil para abordar la complejidad e "intentar" comprender cómo un input afecta el equilibrio del sistema. Debería tener una mayor presencia en todos los programas de educación, evitaríamos un gran número de chapuzas