🖼️ # 57 Inteligencia Artificial creativa: mis primeros cuadros
Semana 57: Telefónica cerrará definitivamente Tuenti
Hola, soy Alex Rayón Jerez. De #bilbao y #millennial (por los pelos).
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📷 Una imagen
En el número 8 de esta newsletter (hace casi un año), decía que España tenía mucho por hacer a nivel de comercio electrónico. Quedaba lejos del país líder en comercio electrónico de Europa, Reino Unido, donde la compra electrónica es aproximadamente del 20% del total de las compras. La gráfica que traigo hoy refleja esa misma cifra, pero en perspectiva de los últimos años. Cuando estalló la pandemia, llegó en algún momento a representar el 35% del total de las compras de la sociedad británica. Está bajando. Estamos volviendo al mundo de antes. Los batacazos en bolsa de empresas como Peloton (deporte interactivo desde casa), Zoom (videoconferencias para el teletrabajo), Docusign (firma electrónica de documentos) o Teladoc (telemedicina) son los proxies que utilizo, por representar actos cotidianos de la sociedad, para entender que estamos volviendo a una vida pre-COVID, más allá de la charlatanería habitual de que “el COVID ha cambiado todo”. Supongo que volveremos a algo intermedio. Dejará lo bueno, y quitará lo malo. Una regresión a la media, que diría el bueno de Francis Galton, lo que en mi pueblo llamaríamos “seamos más prudentes en las estimaciones futuras”.
📚 Cinco lecturas
¿Has probado alguna vez algún modelo de Inteligencia Artificial que genere imágenes o textos? Deberías. Los resultados son espectaculares. He estado haciendo pruebas con DALL-E 2. Se trata de algoritmos que son capaces de generar cualquier imagen a partir de un texto en el que le estamos “pidiendo” algo. Solo viendo las demos, ya os podéis imaginar todo lo que se puede llegar a hacer. Hay más. En Geniverse (que no tiene lista de espera, como sí tiene DALL), le dije: “Paint the Universty of Deusto with plenty of animals around”. El resultado fue éste:
Espectacular. Repito: solo escribí una frase. La imagen ya es “mía”. Luego me pasé al surrealismo de Joan Miró. Me salió esto:
Finalmente le dije que: “Bilbao is the most iconic and singular city in the world”. El resultado:
A ver cuántas se os ocurren a partir de esto. El proceso arranca con unos píxeles al azar, que un algoritmo convierte en una imagen más cercana a una “realidad” que tiene modelada. Son Inteligencias Artificiales generativas. Creadoras. Aprenden de imágenes que ya tienen y con ellas luego generan a partir de los patrones inferidos. ¿Es la mente humana algo parecido? Sabiendo que el arte contemporáneo, desde 1995, ha tenido un rendimiento el triple de alto del índice S&P 500, igual me animo a seguir indagando :)
La pianola, obra de de Kurt Vonnegut publicada en 1952, describe una distopía en el que las máquinas han conquistado el trabajo de los humanos. Fue una novela que generó mucha reflexión en su día. La sociedad se preocupó porque la distopía se convirtiera en realidad. Sin embargo, después vino una época dorada para el mundo del trabajo; la clase media creció rápidamente, y los salarios también. Las máquinas ayudaron a que las empresas fueran más robustas. Los trabajadores aprendieron a manejarlas y a aportar valor a partir de su interacción con los robots. ¿Os recuerda esta historia a algo? Sí, a lo que está ocurriendo ahora. Más allá del argumento falaz y poco riguroso de que “Los robots nos están quitando el trabajo”, se esconde una realidad bien distinta. En 2020, el mercado mundial de robótica acumulaba un valor de $27.700 millones. Se prevé se expanda a $74.100 millones para 2026, según la consultora Mordor Intelligence. Vehículos, almacenes, plantas de producción, restauración, etc. Muchos sectores verán parte de su proceso automatizado. ¿Y el trabajo de personas? Según un estudio de Yale University, un robot en una empresa por cada 1.000 trabajadores incrementa el empleo un 2.2%. Investigadores del MIT cifran, de forma más concreta, en entornos manufactureros, un incremento del empleo hasta de un 23%, debido a la mayor capacidad productiva.
Este próximo junio Telefónica cerrará definitivamente Tuenti. Se calcula que Telefónica ha invertido casi 100 millones de euros entre su adquisición y posteriores recursos destinados. 12 años después de comprarla en mayo de 2010, anuncia su cierre. Tampoco me sorprende, qué os voy a decir. Que un corporate como Telefónica llegue a entender una lógica social y digital tan disruptiva, no es fácil. Telefónica buscaba posicionarse en el segmento más joven. Lo quiso hacer de la mano de una red social que nos tenía más enganchados a nuestra generación que Facebook. Yo tenía 25 años en 2010. Parecía una buena opción que se fijara en nosotros. Además, el modelo de negocio era complementario: publicidad y grandes audiencias. Telefónica lanzó una operadora móvil con la marca Tuenti. Sin permanencia ni consumo mínimo. Ofrecía además acceso al chat de la red social gratis. Nadie imaginaba que WhatsApp estaba empezando a llegar a muchos móviles por aquel entonces. Os confieso que Tuenti me trae buenísimos recuerdos. Ojalá pudiera recuperar todo lo que ahí tuve. Éramos nosotros mismos, no quienes fingíamos ser, dice este maravilloso artículo. Menos pose, más realidad. Mi juventud, adolescencia y época universitaria, en su expresión más natural… y social. Eso sí eran redes sociales; ahora son más exposiciones personales.
Internet está desapareciendo. ¿Qué es Internet? Máquinas conectadas a máquinas. En esas máquinas, hay servicios, siendo las páginas web las que más conocéis. Cuando navegas (este verbo es importante) de una página a otra, lo que haces es saltar a otra máquina. Una URL, es una dirección para facilitar que saltes de una máquina a otra. Como si fuera una dirección postal. Evidentemente, es importante mantener esas direcciones, para que no perdamos la capacidad de navegación en ese mundo del conocimiento. Y es que perder una URL, es como cortar una carretera. Por eso son preocupantes algunos datos: el 66,5% de los enlaces de la Web de los últimos nueve años están rotos o muertos. Este hilo de Twitter lo explica perfectamente. Y esta web, lo expone desde una mirada más de “arqueología digital”. Si Internet es la biblioteca del Siglo XXI, ¿no deberíamos cuidar más el archivo digital? ¿por qué estamos perdiendo tanto con enlaces rotos o webs/dominios que no se renuevan?
Jonathan Haidt, el autor del muy recomendable “La mente de los justos”, ha escrito un artículo que ha sido muy comentado estos días en redes sociales. Viene a proponer que las redes sociales han conseguido polarizar, desestabilizar, romper vínculos de cooperación y hacer que confiemos menos en el resto (que era el pegamento histórico). Culpa a Facebook, Twitter y los demás de polarización política, una cultura de intimidación moralista, la trivialización del debate político, una disminución de la confianza en el gobierno y otras instituciones, la propagación del populismo, el aumento de la desinformación, Donald Trump, cultura de la cancelación, teorías de la conspiración, políticas de identidad, depresión entre adolescentes. No voy a ser yo el que le quite la razón en muchos de los puntos. Pero mientras lo leía, pensaba que era un poco déjà vu. Y es que echo en falta investigación del tema en “clave positiva”. Investigando estos días, encontré este paper, un poco escéptico, que dice justo esto. Que falta mucha evidencia en relación a lo que también han aportado las redes sociales. Por ejemplo, este estudio cita cómo las redes sociales, a determinados perfiles y contextos, les ayuda a gestionar mejor su estado de ánimo.
🔊 Un audio
Si te interesa conocer a Mark Zuckerberg, esta entrevista merece muchísimo la pena. Narra no solo muchos aspectos de su parte más personal, sino también del futuro de Meta, el nuevo nombre que le ha puesto a la empresa que nació de su periplo universitario, Facebook. Tengo mis muy serias dudas sobre el futuro de Facebook y sus productos asociados, por lo que estoy siguiendo mucho lo que va diciendo el bueno de Mark.
💬 Un comentario en redes sociales
Este tweet que os traigo hoy no es falso. Lo ha escrito Elon Musk, el que estos días tantos titulares ha traído por comprar Twitter. Que la mayor fortuna del mundo escriba estas cosas, en clave de humor e ironía, es síntoma de una era en la que Twitter es el espacio público de opinión y expresión más natural. La comunicación está cambiando. Las reglas de expresión también. Acumula casi 5.500.000 de interacciones. Esto sí es generar influencia.
🎲 Una lectura aleatoria
Al cabo del año, mucha gente me pregunta por libros “transformadores”. Uno de los que más me cambió fue “Hábitos atómicos”, de James Clear. Cambios pequeños, resultados extraordinarios. El autor, tras años estudiando hábitos, se dio cuenta que hay dos cosas que hacen que no consigamos tener hábitos: el valle de la desilusión y la identidad. Mejorar un poco cada día no da resultados en el corto plazo. Por eso, se dice que los hábitos son el interés compuesto del desarrollo personal. El interés compuesto también necesita tiempo para alcanzar resultados. En definitiva, sé paciente ;-) Por otro lado, la identidad. El autor sugiere tres niveles para crear hábitos: Resultados (lo que obtienes); Procesos (lo que haces); Identidad (lo que crees). Cada acción debe ser un compromiso con lo que nos gustaría ser. Es decir, no es lo mismo querer leer 10 libros al año (resultado), que disfrutar leyendo (proceso) para ser un lector (identidad). Por ello, primero decide qué tipo de persona quieres ser. Más fácil llegarán tus hábitos.
📰 En medios
“El test de Rorschach de Twitter” [El Correo, 1/5/2022]
“Las narrativas heroicas terroristas en redes sociales” [Deia, 24/4/2022]
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