# 14 La muerte del hipervínculo y la falsa economía colaborativa
Semana 14: Las impresoras 3D nos llevan hacia la economía del individuo
📷 Una imagen
Hace unos días, en una reunión en Madrid, me trasladaron un dato que me dejó muy pensativo: parece ser que hasta un 5% de los hogares españoles pueden tener ya una impresora 3D. Desconozco si es un dato cierto; fue una conversación entre amigos. Y tampoco he podido encontrar un estudio que me ayude. Pero tampoco creo que es relevante. En Statista, con la imagen que hoy traigo, he encontrado que el mercado mundial de productos y servicios 3D se puede hasta triplicar en cinco años. Claramente crece, y cada vez a mayor ritmo. Y esto creo que nos anticipa una revolución social y productiva importante. Si la revolución industrial trajo el consumo de las élites, el modelo T de Ford el consumo de las masas (con el abaratamiento de precios), ¿serán las impresoras 3D las que traigan el consumo de los individuos? Haces tu propio diseño (o lo compras), y te lo fabricas en casa por adición de materiales. La urbanización que originó la creación de fábricas en ciudades pudiera ver la tendencia opuesta ahora. Las ventajas comparativas de la fabricación con mano de obra barata de Oriente mitigada. La normativa de propiedad intelectual teniendo que ser rediseñada. Es lo que tiene la facilidad de transmitir información a la velocidad de la luz (y el día que consigamos a la velocidad de la óptica cuántica, ni os cuento :-)). Tener una pequeña fábrica en tu mesa de escritorio está más cerca que nunca.
📚 Cinco lecturas
No sé si conocéis Wuolah. En el título de su web pone “Gana dinero con tus apuntes”. Se calcula ya que uno de cada tres estudiantes universitarios en España utiliza esta plataforma para el intercambio de apuntes. Algunos medios de comunicación, estos días, hablaba ya de "Alumnos contra profesores: la batalla de los apuntes" o de “El mercado de apuntes universitarios que inquieta a los profesores”. Cuatro millones de documentos subidos por estudiantes están ya ahí a disposición de cualquiera. El creador de apuntes recibe más ingresos cuanto más descargados sean sus apuntes. Varias universidades han expresado ya su rechazo a la plataforma porque los estudiantes han dejado de venir a clase (!). Otros docentes han expresado su malestar por problemas de propiedad intelectual (¿son los apuntes del profesor, de la universidad o de su creador?). Según la propia Wuolah, se trata de la empresa del mundo que tiene el porcentaje más alto de inversores jóvenes: el 80% tiene menos de 30 años. Parece claro que estamos ante el enésimo ejemplo de disrupción, desintermediación y nueva creación de una cadena de valor bordeando el marco legal, que seguramente tendrá buen reto con este tema. Y el enésimo caso de choque inter-generacional donde entendemos mundos diferentes.
Este artículo de The Atlantic me parece espectacular. Es largo, así que os lo resumo, que sé que os gusta lo corto: un estudio de 2 millones de enlaces de http://nytimes.com, que se remonta a 1996, ha encontrado que el 25% de los enlaces se han “roto”. Por ejemplo, el 72% de los enlaces de 1998 están “perdidos”. La mitad de los artículos de NYTimes con enlaces tienen al menos un enlace “perdido”. Es muy laborioso mantenerlo. Si estamos escribiendo la historia y el conocimiento de nuestra era en sitios web con enlaces, ¿cómo la podremos mantener para futuras generaciones si se van perdiendo los enlaces que la relacionan? Estamos sin duda en una era demasiado líquida, volátil y con fallas estructurales que hagan más sólido lo que hemos aprendido y queremos sistematizar para futuras generaciones. En 2016 escribí algo parecido: “La muerte del hipervínculo en la era de las redes sociales”. Me preocupa mucho cómo mantenemos la arquitectura y estructura de nuestro legado en Internet.
Hay Homo Sapiens para todo, ya lo sabemos. Unos, unas, son bastante pragmáticos o utilitaristas. Son aquellos que creen que la mejor acción es la que produce la mayor felicidad. Pues bien, una investigación publicada en la Harvard Business Review, señala cómo estas personas prefieren las recomendaciones hechas por algoritmos de inteligencia artificial más que por personas. Si el mundo fuera solo gobernado por estas personas, y sabiendo que los algoritmos encuentran patrones a partir de lo “frecuente” o “recurrente”, perderíamos la serendipia (encontrar algo por casualidad) que nos ha traído hasta aquí. Por fortuna, también existen los no utilitaristas. Y si tienes alguno alrededor, recuérdale que el mundo es también humano y no solo determinista algorítmicamente.
Google ha anunciado estos días que retrasará hasta finales de 2023 la retirada de las tecnologías de rastreo web actuales de su navegador Google Chrome. Se trata de las tecnologías que permiten la existencias de las cookies de terceros. Una cookie es básicamente un archivo que crea una web para guardar una serie de datos. Son datos que generamos cuando visitamos una web. Es lo que permite que no tengamos que estar, por ejemplo, constantemente metiendo la contraseña cuando accedemos al correo o a Facebook. De esta manera, al estar identificados, la próxima vez que visitemos una web, sabe quiénes somos y nos personaliza nuestro contenido. Es cómodo, ¿verdad? El problema es que con el tiempo estos archivos se fueron vendiendo entre páginas web. En otras palabras: que cuando una persona visita mi web y rastreo lo que va haciendo, puedo vender posteriormente este perfil a un tercero. Es decir, me convierto, gracias a las tecnologías que ofrecen estos navegadores en un sistema de rastreo en toda regla. Google no ha dicho que terminará con estos sistemas; Google ha dicho que introducirá nuevas tecnologías, en las que quiere que anunciantes y reguladores de los derechos de la ciudadanía se sientan cómodos. Es un mercado de 455.000 millones de dólares. No creo que fallezca de la noche a la mañana. Y por ello, Google necesita más tiempo para volver a configurarlo.
Facebook, gran dominador del mercado de social media y la mensajería instantánea con 2.850 millones de usuarios, se lanza al mercado de las newsletter. Ha lanzado Facebook Bulletin, su propia plataforma de newsletter. Y lo primero que ha hecho es contratar escritores profesionales. Más allá de la noticia (que refuerza el interés por este sector de las newsletter), cada vez que sale una noticia así, me viene a la cabeza el discurso superficial de que Uber no tiene coches, Airbnb no tiene propiedades o que Netflix no es un canal de TV. Son afirmaciones falsas que nacieron bajo la “falsa etiqueta” de la economía colaborativa. Facebook crea contenido. Uber tiene coches. Amazon tiene stock y marcas. Y Netflix crea contenido. Al final, estamos hablando de competir con productos. Si te quedas en distribuir lo de terceros, el riesgo es mayor. Otra cosa es llegar a competir con plataforma + producto. De eso saben mucho Amazon, Uber, Facebook, Airbnb, Alibaba o Netflix (entre muchas otras).
🔊 Un audio
“Cómo mantener la cultura de empresa con más de 500 empleados” es el título de la entrevista que le hacen en el podcast de Lanzadera a Eloi Gómez, CEO de Jeff. Es una empresa que llevo una temporada siguiendo. Con un modelo de franquicia, ha conseguido llevar a 40 países servicios de lavandería, tintorería, belleza fitness y relax. Pero lo que más me ha gustado de la entrevista es la parte de la cultura de empresa: cuanto más leo y escucho sobre las empresas que perduran bien en el tiempo, más claro tengo la importancia de mantener esa cultura. Y cómo gestionar bien una empresa depende mucho de fichar bien y desarrollar bien ese talento.
💬 Un comentario en redes sociales
En Alemania, los políticos y agencias del gobierno, han sido “invitadas” a borrar sus páginas en Facebook. ¿Motivo? En un país tan sensible a la privacidad y la intimidad, evidentemente, la razón no puede ser que otra que la falta de compromiso de Facebook por cambiar sus políticas de privacidad para adecuarlas al suelo Europeo. En el mismo comunicado, se citan Instagram, TikTok o Clubhouse como otras herramientas que tampoco están siendo respetuosas y que desde lo público no es bueno que se usen. Esta noticia me llama especialmente la atención porque llevo años diciendo que para algunas cuestiones sensibles no es bueno usar herramientas gratuitas o con intereses comerciales publicitarios. Me parece evidente que no pueden salvaguardar todos nuestros derechos: nada es gratis, dicen los y las economistas. Como sé que esta newsletter la leen representantes políticos, he aquí un camino del que tantas veces os he hablado.
🎲 Una lectura aleatoria
«Si la ética existe como uno de los productos más nobles de la inteligencia humana es para evitar que nos aceptemos de forma acrítica y vencida». Esta frase es solo una de las que destacaría de este espectacular texto. Esos manidos discursos en torno a “ser el que eres” o “expresar lo que somos” para ser felices, siempre me han recordado el espíritu narcisista de muchos y muchas. Una peligrosa inercia en esta sociedad individualizada de la exposición en Instagram. Admiro las personas humildes que dialogan sobre sus defectos. Yo también tengo múltiples defectos. Lucho en mi día a día en curar alguno de esos múltiples fallos.
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